28 de octubre de 2010
25 de octubre de 2010
AQUI SOY ALGUIEN
Tengo la costumbre hace más de un año de servirme el almuerzo en el restaurante manso, y el día de hoy ya había concluido la sopa, y esperaba el segundo, hubo un momento de solaz en el interior y me envolvió de repente un cálido sosiego, todo mi ser disfrutaba de una perfecta armonía, me percaté que por diversas circunstancias había sido gratificado con la sana bendición del señor. Pero yo debo hacer justicia y resaltar, que también había contribuido a este espacio de bien, la hermosa koinonía comunión que existe entre los dueños de este hostal, sus colaboradores y los comensales que asisten día a día, el trato amable y respetuoso, la alegría que proyectan, el alimento sano y sencillo, el propicio, un pedacito de oasis donde se siente golpear el corazón con la brisa suave de un amor transparente.
Agradezco al señor que aquí soy alguien, soy respetado y amado, aunque estas personas no son mis amigos, pero por esta bella realidad han venido a ser parte de mi familia, prójimos que se integran en tu vida de la manera más agradable. Frente a esta hermosa realidad renace en mí la esperanza, de que dios está construyendo una nueva sociedad, con una nueva raza, que no necesitan una religión nominal, sino el amor práctico en las relaciones humanas con los seres que aman y permiten ser amados. Todo lo demás es teoría, conceptos muertos que no dan vida.
Queridos, si somos conscientes que lo que más necesita la gente es amor, y amor del bueno, aprovechemos esta coyuntura y tengamos el valor de amar y lograr que la gente se sienta ser alguien aquí, es decir sentirse amado.